Descripción
El Ayuntamiento de Valladolid, a través de la Sociedad Municipal de Suelo y Vivienda (VIVA), está rehabilitando el colector principal del polígono de San Cristóbal que discurre por la calle Topacio mediante la aplicación de un sistema de encamisado pionero en España que evita las obras en superficie, apenas causa molestias y no tiene repercusiones sobre el tráfico.
La reparación, que tiene un coste de 728.602 euros, afecta a un tramo de 580 metros lineales de colector, situado entre el Canal del Duero y la Ronda Este, de forma ovoidal de 170 por 140 centímetros, y a otro trecho situado en la calle Topacio y en el camino paralelo al Canal del Duero con una sección de ovoide de 135 por 90 centímetros. El colector se encuentra, en algunas zonas, a más de ocho metros de profundidad.
La solución adoptada, en la que se viene trabajando desde hace un mes, se centra en la rehabilitación interior del conducto para restablecer su capacidad estructural, de manera que su capacidad hidráulica aumenta en un treinta por ciento al reducirse la rugosidad. Al desaparecer las juntas entre tubos, el fluido el caudal es más continuado, lo que también evita filtraciones.
El procedimiento, que ejecuta la empresa COMSA, ya se ha aplicado en la reparación de colectores en otras zonas de la ciudad, aunque la novedad estriba en que el diámetro del colector es el mayor de los arreglados en España hasta la fecha, y uno de los mayores de toda Europa.
El espesor de resina adherido a la superficie del colector varía entre los 2,1 y los 3,9 centímetros, en función de las características de los tramos. La manga es una patente de fabricación británica, en tanto que el proceso de impregnación de la resina se lleva a cabo en Alemania, desde donde ha viajado a Valladolid.
Inspección previa
Para poner en macha este proceso, es necesario llevar a cabo una inspección previa con una cámara que detecte los defectos y localice las acometidas. Después, se fabrica una manga o camisa a medida y se impregna de resina en todos sus puntos de forma uniforme, que es llevada hasta la obra "vuelta del revés".
Para su introducción en el colector, se sujeta un extremo en la boca del pozo y se va rellenando mediante la aportación de un fluido, en este caso agua, creando el empuje necesario para su adaptación a la geometría del colector existente. Después, hay que lograr la polimerización o reacción química que endurece la resina gracias a la recirculación del agua contenida en la manga hasta lograr los 80 - 85 grados centígrados, gracias a la acción de unas calderas.
Con posterioridad, una vez solidificada la capa de resina, un robot fresador abre las acometidas y pozos que vierten al colector, conducto que habrá de estar vacío previamente unas veinticuatro horas para permitir ejecutar esta tarea. Por eso, temporalmente, es necesario derivar mediante un desvío los efluentes que circulan por la conducción.