Descripción

El alcalde de Valladolid, Francisco Javier León de la Riva, acompañado del concejal de Infraestructuras y Movilidad, Manuel Sánchez Fernández, asiste esta mañana a la maniobra de colocación de la segunda y última viga central del nuevo puente sobre el río Pisuerga, que enlazará la zona del Cabildo con la calle La Rábida, en la Rondilla, cuyos trabajos comenzaron hace algo más de un año y evolucionan a buen ritmo.

La espectacular intervención efectuada en la mañana de hoy comienza con la elevación de cada viga, de sesenta metros y 210 toneladas de peso, desde el lugar de su construcción, hasta ser puesta a flote sobre el río mediante una grúa de celosía de 650 toneladas. Cuando la viga ya flota paralela a la orilla del río se suelta de la grúa y empieza la fase de navegación de cada cajón hasta la posición de izado.

Esta navegación es controlada mediante winches con cables de tiro, situados en las orillas con capacidad de arrastre de cinco a veinte toneladas. Una vez que la pieza se halla en la vertical del puente se procede a su izado a través de cuatro gatos hidráulicos de setenta toneladas cada uno, suspendidos de unas estructuras auxiliares montadas desde los voladizos. Los cuatro gatos están telemandazos desde una central informatizada que controla todo el proceso.

La actuación de hoy concluye con la soldadura del tramo metálico central del puente a los voladizos anteriormente construidos, quedando así completo el vano de noventa metros. La colocación de la primera viga tuvo lugar en la jornada de ayer.

Las obras de construcción del puente, que ejecuta la UTE FCC-Corsán, ya han completado las cimentaciones profundas con pilotes de hasta cuarenta metros de profundidad y diámetro de 1.800 milímetros. También se han levantado las ocho pilas singulares y los dos estribos del viaducto, mientras que la estructura está cimbrada y encofrada en su totalidad, y pendiente de hormigonar un veinticinco por ciento.

10,6 millones de euros de presupuesto

Así mismo, están en marcha las obras de urbanización con la nueva glorieta en la Avenida de Burgos, para facilitar el acceso hacia la A-62 y otras direcciones. El plazo de ejecución es de veinte meses, por lo que estará concluido en primavera, con un coste de 10.675.323 euros.

Se trata de un proyecto sumamente original pues refuerza un claro carácter estancial, que logra la máxima integración en el entorno y garantiza la pervivencia de la inmensa mayoría del arbolado próximo en el parque Ribera de Castilla.

El puente de 194 metros de longitud, es una estructura mixta en acero cortén y hormigón, conformada por cinco vanos con longitudes de 19, 25, 30, 90 y 30 metros respectivamente. El vano de mayor longitud, que salva el cauce del río Pisuerga sin apoyos en el agua, es de acero y consta de dos cajones paralelos de sección variable.

Cada cajón se ha construido montando desde las orillas dos voladizos de quince metros, apoyados en las pilas de las márgenes y completando con una viga central de sesenta metros, flotada e izada desde el río. El resto de vanos se construye con losas aligeradas de hormigón pretensado.

El tablero, que une las calles Rábida y Peseta, consta de una anchura total de treinta metros, con una sección transversal distribuida de la siguiente manera:

  • Dos carriles para el tráfico de vehículos de 3,5 metros cada uno (calzada). - Un carril bici de 3,20 metros de anchura.
  • Una acera, aguas arriba, de siete metros.
  • Una acera aguas debajo de más de diez metros.
  • Dos jardineras de 2.40 y un metro de sección para separar completamente el tráfico rodado del peatonal.

Zona estancial

De esta manera, la acera situada aguas abajo del puente quedará como una zona estancial separada por la mencionada jardinera, hecho que aporta una cierta originalidad a la ordenación de los espacios al conceder mayor protagonismo al peatón. Cabe destacar, en este sentido, que no se tiene constancia de la existencia de puentes con más de diez metros de franja para paso de viandantes y éste tendrá diecisiete.

Asimismo, el puente queda plenamente integrado en el entorno y su proceso constructivo asegura la continuidad de la mayoría del arbolado existente, dando continuidad al Parque de la Ribera de Castilla bajo el puente en ambas márgenes, además de unirlas con la zona peatonal mencionadas. Al no ser un puente atirantado ni en arco el impacto visual sobre el paisaje es prácticamente cero, con un coste de mantenimiento casi nulo.

Como principales materiales constructivos, el puente alternará hormigón y acero. Otra novedad relevante proviene de las medidas preventivas que figuran en el proyecto con fin de mejorar la integración en el entorno, como son la restauración vegetal en la margen derecha y asegurar el tránsito de peatones bajo el tablero en el Parque Ribera de Castilla.

Glorietas para mejorar los accesos

Respecto a la ordenación del tráfico, está previsto crear una nueva intersección entre la calle Peseta y la Avenida de Burgos, mediante glorieta partida con semáforos, y otra entre la misma calle y el Camino del Cabildo. En lo concerniente a La Rondilla, el enlace de la calle Rábida con Cardenal Torquemada quedará regulado mediante una rotonda donde tendrán prioridad los vehículos que accedan desde el puente.

De esta forma se consigue proporcionar fluidez al tráfico que utilice el nuevo puente, tanto en sentido de salida hacia la Avenida de Burgos y las rondas de circunvalación como de acceso al barrio de Rondilla, teniendo en cuenta su ubicación a medio camino entre los viaductos de la Ronda Norte y Condesa Eylo.