Descripción

El Comune di Firenze ha invitado a Valladolid a participar en su primer Salone dell'Arte e del Restauro, que tendrá lugar del 29 al 31 de octubre.

Con este fin, el Ayuntamiento de Valladolid, a través de su Unidad de Relaciones Internacionales, ha facilitado a la organización florentina dos documentos: un vídeo que muestra el patrimonio arquitectónico de la ciudad desde el aire y un amplio panel que recoge nuestros monumentos más emblemáticos y una descripción del proyecto de restauración y divulgación de la colección de pintura florentina del Monasterio de las Descalzas Reales de nuestra ciudad.

"Valladolid è una bella e antica città...: una città in cui il passato dell'uomo è in ogni pietra". "Valladolid es una bella y antigua ciudad...: una ciudad en la que el pasado del hombre está en cada piedra". Con esta cita literaria del escritor italiano Leonardo Sciascia, recogida en el libro Gli Zii di Sicilia, (1958) el Consistorio se presenta al público del Salón florentino demostrando, con imágenes de nuestros monumentos más emblemáticos, la dimensión humana y artística del patrimonio de nuestra ciudad.

Asimismo, el panel diseñado para representar a nuestra ciudad recoge, en imagen y texto, el proyecto de restauración de la colección de pintura florentina del Monasterio de las Descalzas Reales de Valladolid, llevado a cabo por la Fundación Patrimonio Histórico de Castilla y León, que se proyecta trasladar a Florencia para su exposición. Según contactos entre el Ayuntamiento de Valladolid y el Comune di Firenze, esta muestra podría tener lugar en el 2010 - 2011 en la Galería de los Uffizzi.

Valladolid y Florencia se encuentran hermanadas desde el 24 de enero 2007 y, entre sus recientes proyectos de colaboración, cabe recordar la invitación para participar en la inauguración de la feria Wine&FashionFlorence con un "hermanamiento de sabores" en la emblemática iglesia-museo del Orsanmichele el pasado 17 de octubre de 2008.

La colección de pintura florentina de las Descalzas Reales: su restauración y divulgación

Desde su constitución, el Gran Ducado de Toscana se mostró tradicionalmente afín a los intereses políticos de la Monarquía Hispánica. La relación familiar entre ambas dinastías permitió reforzar las alianzas políticas y estratégicas en torno a las cuales se produciría un intercambio de obras de arte. Con intención de complacer a la Reina Margarita de Austria, Cosme II y su madre Cristina de Lorena, encargaron más de treinta pinturas a una veintena de artistas vinculados a la escuela florentina. Los cuadros fueron pintados entre 1610 y 1611 ocupándose todos ellos de temas de índole religioso, como corresponde a su lugar de destino, el monasterio vallisoletano de las Descalzas Reales.

Para responder a este apresurado encargo se movilizó a un número significativo de los artistas activos en la Florencia del momento. Pompeo Caccini, Giovanni Nigetti, Cosimo Gamberucci, Manuel Todesco, Filippo Tarchiani, Simone Sacchettini, Francesco Curradi, Michelangelo Cinganelli, Nicolo Betti, Jacopo Chimenti da Empoli, Pietro Sorri, Bernardino Monaldi, Valerio Marucelli, Giuseppe Stiettini, Ludovico Buti, Jacopo Ligozzi, Fabrizio Boschi, Giovanni Bilivert, Benedetto Velli, Francesco Mati, Nicodemo Ferrucci y fray Arsenio Mascagni son los nombres de aquellos que respondieron a esta llamada.

Se trata de un grupo de pintores que representan la pluralidad del ambiente artístico florentino de comienzos del s. XVII. De entre todos ellos cabría detenerse en uno, Jacopo Chimenti da Empoli (1551/54-1640), a cuyo pincel debemos la Última Cena que cuelga en el refectorio del monasterio de las Descazas Reales de Valladolid que con sus más de cinco metros de longitud conforma la pieza más emblemática de la colección.

La restauración

A la hora de definir la intervención, llevada a cabo por la Fundación Patrimonio Histórico de Castilla y León, se tuvo muy en cuenta el carácter de colección homogénea en cuanto a procedencia, cronología, escuela, etc., que presentan las obras. Las telas se sometieron a tratamientos encaminados a la eliminación de deformaciones. Se injertó tejido para suplir las pérdidas y mutilaciones que mostraban algunas obras. En cuanto a la capa pictórica, se realizaron limpiezas químico-mecánicas que permitieron regenerar los colores solventando las saturaciones padecidas.

La reintegración cromática en áreas de pérdida se realizó discernible y reversible mediante sistema de trama, adaptando el acabado al envejecimiento que determinaba el original. Finalizada la intervención la colección fue objeto de una exposición itinerante por diversas capitales de Castilla y León siendo visitada por más de 70.000 personas. Actualmente se trabaja en la restauración de los retablos del templo conventual cuyas pinturas pertenecen también a esta colección.