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Se trata de la primera exposición institucional de Alejandro S. Garrido en España. Titulada "Ciudad y progreso", se puede ver en las salas 1 y 2 hasta el 18 de mayo
Descripción
La presentación de la exposición "Ciudad y progreso", que ha tendido lugar esta mañana en el Museo Patio Herreriano, ha contado con la presencia de la concejala de Cultura y Turismo, Ana Redondo, el director del Museo, Javier Hontoria, y el autor de la muestra, Alejandro S. Garrido.
Se trata de la primera muestra institucional de Alejandro S. Garrido (Madrid, 1986) en España, y es una reflexión en torno a la creación, el crecimiento y la organización de las ciudades desde dos perspectivas diferentes, una de carácter histórico y otra que nace a partir de un análisis detenido de nuestro presente. Instalada en las salas 1 y 2, la muestra reúne trabajos fotográficos perteneciente a tres series de trabajo: Corea, 2016-2017; City of London, 2019, y The Platform, 2019-2020, una serie de nueva producción que se exhibe por vez primera en esta exposición.
Garrido vive en la actualidad en Londres, donde viene observando las transformaciones urbanas que se están dando como resultado de la asfixiante presión del sistema económico imperante. Este es el asunto que le ha mantenido ocupado desde que trasladara ahí su residencia hace dos años. La capital británica, nos cuenta el artista, es posiblemente el lugar en el que estos cambios están dándose con mayor claridad y en la que el espacio público se está convirtiendo en una realidad menguante, bajo la amenaza institucionalizada y perenne de los grandes poderes privados y con la connivencia, muchas veces, de los estamentos oficiales. El efecto que esta deriva produce en las subjetividades es un asunto que se encuentra en el centro del trabajo de Garrido, quien desarrolla un tipo de fotografía de insobornable rigor documentalista. Su interés reside tanto en el modo en que la ciudad crece como en la progresiva desaparición de la singularidad en favor de una homogeneidad flagrante. Una imagen muy reveladora perteneciente a su última serie presenta a la mítica central eléctrica de Battersea, un icono del patrimonio industrial británico, que se encuentra a un paso de convertirse en centro comercial y complejo residencial de lujo rodeado de prescindibles edificios de arquitectura comercial y de zonas ajardinadas que Garrido interpreta no tanto como espacios de uso público, sino como ejemplos nítidos de los impecables espacios corporativos que proliferan, clonados, en las grandes ciudades occidentales.
Junto a las recientes fotografías de Londres, en las que Garrido desliza un discurso en torno a un fenómeno global, la muestra incluye también un contrapunto en la serie Corea, perteneciente a la colección del Museo Reina Sofía, un trabajo que se detiene en un asunto relativo a la historia de nuestro país. La serie, que integran 88 fotografías y un fuerte aparato documental, versa sobre las barriadas construidas en los años cincuenta en los márgenes de un número de ciudades medias españolas como León, Toledo, A Coruña, Palencia, Huesca o Palma de Mallorca. Esta forma de urbanismo coincide con la guerra de Corea, de ahí su título, y con los Pactos de Madrid de 1953, a partir de los cuales Estados Unidos, en su voluntad de fortalecer a quienes combatían al comunismo, aliviaba las arcas del régimen.
En Corea se sitúa, de algún modo, el origen de lo que vemos en la serie de Londres, un tipo de gestión de lo social, en este caso, el urbanismo, que es reflejo claro de las necesidades más o menos perversas del poder. Si entonces éste era eminentemente ideológico, el contexto contemporáneo señala la dirección hacia la que ha virado el poder, que no es otra que la desaforada y en ocasiones maquiavélica interpretación que el capitalismo hace de lo que nos es común. Ambas series de trabajo delatan la tensa relación que el poder teje con el otro, ya sea ese otro el comunista, el pobre, o quien sencillamente construye su modo de vida desde un énfasis en lo propio. Si Corea muestra barriadas de parecido corte en las diferentes ciudades en la que se gestan, en Londres vemos un denominador común en la semejanza los patrones corporativos sustentan los nuevos modelos de ciudad.