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Descripción
- El Ayuntamiento y la Fundación San Pablo – CEU fomentan esta iniciativa que aspira a mejorar la gestión de la ciudad desde una visión común de la misma
- Plantea tres áreas de intervención –sensibilización, formación y encuentro- con medidas concretas relacionadas con los jóvenes y el movimiento asociativo
El alcalde de Valladolid, Francisco Javier León de la Riva, la concejala de Atención y Participación Ciudadana, Domi Fernández Rodríguez, y el representante de la Fundación San Pablo – CEU, Jesús de Prado Felipe, han presentado hoy la Escuela de Participación Ciudadana, una iniciativa asentada en tres pilares –ciudadanía, asociaciones y administración- que pretende fortalecer las organizaciones sociales.
La Escuela responde a la necesidad de potenciar una cultura de participación responsable y comprometida, para favorecer y desarrollar aspectos como la solidaridad colectiva, el conocimiento de la realidad y la educación social y cívica, en línea con la política del Ayuntamiento de estimular esa participación mediante diversas formas: consejo social de ciudad, consejos sociales de barrio, consejos sectoriales –infancia, mayores-, concejos abiertos…
Según ha señalado el alcalde, el primer lugar se ha conseguido actualizar el registro municipal de asociaciones para conocer de forma veraz el estado del movimiento asociativo en la capital, "un arduo trabajo administrativo por el que hemos pasado de las 1.100 entidades inscritas en 2011 a las 750 asociaciones vigentes a día de hoy".
Trabajo de campo
Las asociaciones pertenecen a distintos ámbitos de actuación, como ya sean vecinales, juvenileImagen en alta resolución. Este enlace se abrirá mediante lightbox, puede haber un cambio de contextos, culturales o de otra índole. Tras mantener numerosas entrevistas y reuniones con sus responsables, además de realizar encuestas comunes a todas ellas, se confirmó que el proyecto de crear una Escuela de Participación Ciudadana "era recibido de forma muy positiva", indicó el alcalde.
Con toda la información obtenida, la Concejalía de Atención y Participación Ciudadana y la Fundación San Pablo – CEU determinaron la conveniencia de diseñar tres áreas de intervención:
- Sensibilización: Mediante la realización de actuaciones para generar una cultura participativa, especialmente entre los más jóvenes. Así, ya durante el curso pasado diecisiete centros educativos con la participación de más de ochocientos alumnos, recibieron sus primeras nociones en esta materia.
- Formación: Esta línea queda articulada mediante talleres y cursos dirigidos a asociaciones del movimiento vecinal, para facilitarles apoyo en lo referente a administración electrónica y gestión. También incluye acciones dirigidas a la ciudadanía en centros cívicos y cursos de formación relacionados con la participación ciudadana para los propios empleados municipales.
- Encuentro: Se trata de fortalecer y sistematizar los espacios de participación ciudadana tanto para uso y disfrute de las asociaciones como para su consolidación a modo de espacios de intercambio de ideas y debate.
Para hacer realidad estos objetivos, se proponen además otros ejes de actuación entre los que figuran sesiones de formación presencial, campañas institucionales, edición de folletos informativos, charlas, redes sociales, organización de foros de encuentro, mesas redondas y jornadas de divulgación, así como asistencia a ferias.
Máxima información sobre la actividad municipal
Por su parte, Jesús de Prado ha incidido en la importancia de la Escuela para lograr una ciudad "con vecinos activos, conscientes, preocupados por su entorno y comprometidos con su comunidad, un objetivo que permitirá mejorar la gestión de la ciudad desde una visión común de la misma".
Desde el punto de vista pedagógico, la Escuela apuesta por facilitar al ciudadano la máxima información sobre la actividad municipal y mejorar su formación para que participe de forma más eficaz. "Así, disponiendo de espacios de encuentro y debate e impulsando iniciativas ciudadanas, promoveremos que Valladolid tenga vecinos verdaderamente preocupados por su entorno y comprometidos con la capital", concluyó De Prado.
Además de la escasa familiarización con las nuevas tecnologías, también ha mencionado otros dos rasgos habituales detectados en el movimiento asociativo: la elevada edad de la mayoría de sus miembros, ante la ausencia de jóvenes, y la falta de relación y colaboración entre entidades, "lo que impide generar sinergias que fortalezcan la acción".