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Descripción
Con más de 20.000 visitantes, el próximo domingo se clausura en Valladolid la exposición "LA VIDA EN LA PINTURA RUSA DEL SIGLO XX. Colección Dolores Tomás. Fundación Surikov" que se presenta en la Sala Municipal de Exposiciones del Museo de Pasión de Valladolid.
El núcleo de la exposición no es otro que una magnífica colección de la Fundación Surikov, reunida por Dolores Tomás durante largos años y que es muestra de su interés por el mecenazgo y el coleccionismo. Con gran criterio, y buscando formar una colección completa y homogénea, la Fundación ha recorrido miles de kilómetros para conseguir magníficas piezas del arte ruso gestado a partir de 1917, visión que se cierra con obras de la última década del pasado siglo xx.
La amplitud del fondo atesorado permite crear grandes bloques temáticos con carácter propio que se complementan entre ellos, dando lugar a una completa visión plástica sobre la realidad rusa del momento. Una colección única con protagonistas de excepción; el bello paisaje ruso, sus costumbres y sus gentes, la realidad social surgida de las transformaciones sociopolíticas, etc., que marcan la paleta de unos artistas de gran delicadeza, con voz propia en sus trabajos, cercanos a los lenguajes universales del arte occidental pero con rasgos y vinculaciones orientalizantes tan característicos a ese gran país a caballo entre oriente y occidente.
LA VIDA EN LA PINTURA RUSA DEL SIGLO XX
El arte ha sido siempre fiel compañero de todos los acontecimientos sociales, científicos o políticos; podríamos decir que se ha erigido en la respuesta espiritual e intelectual a todos ellos.
El nacimiento de la fotografía abre de par en par las puertas del arte a un mundo sin explorar, la obligación de que la obra sea un fiel reflejo de lo representado desaparece y se concede la libertad a la materia, el color y la forma.
A partir de este momento se suceden, casi de manera atropellada, los movimientos de vanguardia que surgen fundamentalmente de Centroeuropa, Francia e Italia: impresionismo, fovismo, expresionismo. Más tarde rayonismo, constructivismo, cubismo, etc.
Para comprender la pintura rusa y su historia es importante tener en cuenta la evolución de occidente y la de Rusia. Antes de la primera guerra mundial los artistas rusos viajaban constantemente mostrando un apetito voraz por las innovaciones del cubismo parisino, el futurismo italiano y el expresionismo practicado en Múnich y en Berlín.
Pero también iban a la busca de sus propias raíces culturales; y la idea de un arte independiente con respecto a occidente comenzaba a despuntar. El deseo de regresar a su punto de partida de formas primitivas (al icono), pues en ellas se encuentran una percepción de la vida que les resulta más penetrante y directa, les lleva a crear la escuela nacional "El Renacimiento de la pintura rusa".
Los pintores más renombrados de la vanguardia rusa fueron: Kandinski, Chagall, Goncharova, Larionov, Malevich, Popova, Rodchenko, Stepanova, etc. Todos ellos se encuentran frente al problema de la búsqueda de un equilibrio entre las innovaciones occidentales y sus propias raíces; pero fueron Larionov y Goncharova los que hicieron frente a este dilema con una eficacia y creatividad notables por su profundo conocimiento de ambos campos. En la primavera de 1912 y con la Exposición Neoprimitivista "La cola del asno" la parcela de la pintura rusa queda perfectamente delimitada y su importancia reconocida.
En 1915 Malévich da un paso dramático y expone 39 obras, completamente abstractas, con planos de color parejos, anunciando: "Me he transformado en el cero de la forma, y emerjo de la nada a la creación, al Suprematismo, al nuevo realismo de la pintura, a la creación No Objetiva".
Lejos del torbellino artístico que tiene lugar en Centroeuropa, se desarrolla otro de carácter social en Rusia: la Revolución de 1917, que marcará un antes y un después en su mundo artístico. A partir de 1921, determinados artistas significados se aprestan a denunciar el arte no figurativo como decadente, complaciente e inútil. Incluso Tarabokin y Gan se atreven a pronunciar: "El arte ha muerto".
Todos los grupos artísticos quedan desmantelados y reemplazados por la monolítica Unión de Artistas (1932). Los creadores se encontraron enfrentados a una institución poderosa que respondía eficazmente a las exigencias ideológicas, ejerciendo el control sobre todo el contexto de la vida artística. El estado se había convertido en el único mecenas, organizador y arbitro en materia de arte; y nace el Realismo Socialista, que significaba el retorno a técnicas propias del siglo XIX, para dar forma a un instrumento didáctico, persuasivo y altamente inteligible para el pueblo, y a él quieren mostrarle la magnitud de sus puertos, fábricas, la grandiosidad de sus campos y cosechas, así como los logros de la Revolución y sus héroes.
Pero el magma de la creatividad y la inquietud no ha muerto en sus artistas y, paralelo a este movimiento del arte socialista, va naciendo otro sumergido en el que la pintura comienza a ser un auténtico relato del diario de sus vidas, reflejando los paisajes de su extenso territorio, las costumbres, laboriosidad y cultura de sus gentes, así como sus escenas de familia.
Después de varias décadas de obligado paréntesis, podemos contemplar estas pinturas, que han sabido dormir durante muchos años en los estudios de sus creadores, para descubrirnos ahora la historia y el auténtico sentir de sus vidas.
VISITAS GUIADAS
Para esta exposición que se dirige a todos los públicos, se ha diseñado un material para escolares, asociaciones y colectivos que consiste en una propuesta de itineración por la exposición en la que se proponen diferentes recorridos y preguntas reflexión sobre lo visto. Los centros escolares y asociaciones que lo deseen pueden llamar al teléfono 902 500 493 para reservar día y hora para realizar la visita guiada gratuita que se ofrece.
La exposición permanecerá abierta hasta este domingo 28 de febrero.